Todos hemos sido cómplices de ese acto. Una vez más, ni las autoridades competentes ni nadie de nosotros, hemos sido capaces de salvaguardar algo, que evidentemente no tuviera valor histórico-artístico ponderable, pero que a un nivel histórico más popular, a nivel etnologico si que tenia su valor y hubiera sido interesante no destruirlo, sino preservarlo, dándole alguna otra utilidad, puesto que nos hemos creido propietarios con derecho a hacer lo que nos plazca, cuando en realidad eramos depositarios nada más. Ese es nuestro error, ya que cada generación simplemente es depositaria de un legado para las siguientes y no dueños absolutos.
Con ese acto, de nuevo nos automutilamos, arrancándonos de nosotros mismos nuestros propios recuerdos, nuestra propia historia y los pueblos que borran su historia estan expuestos a cometer una y otra vez los mismos errores, sin posibilidad de progreso hacia el futuro prometedor, terminando por desaparecer diluidos como un azucarillo en el vacio de su propia identidad y de su historia, como si nunca hubieran existido...ahora ya no tenemos poblado de Sancti Petri, sólo nos queda vislumbrarlo en el libro y las melancólicas fotográfias de Jose Manuel Vera Borja y en estas pocas fotos de conjunto, que aquí pasamos a exponer y divulgar, como pequeño gesto de que la memoria, nuestra memoria no se pierda.
Texto y fotos: Francisco J. Rodríguez






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