jueves, 16 de enero de 2014
BAELO CLAUDIA
Días pasados, la fecha no importa, Francisco Rodríguez y el otro Francisco, el que escribe, acudimos a una cita concertada en la ciudad de Baelo Claudia, eso cae por Bolonia, y si digo cae no es por casualidad, pues casi todo lo que hay allí está por los suelos, no me refiero a barato, por fortuna aún no han llegado hasta allí los chinos. Nos esperaría un tal Marco Ulpio, andaluz de pura cepa aunque no llegó a saberlo, más conocido por todos como Trajano. La cita sería a las diez de la mañana, nos esperaría en el foro y así fue, nos recibió impertérrito en la cabecera de la nave central. Después de que el recibimiento nos pareciera un tanto frío, no nos saludó ni soltó palabra alguna, lo miré con atención y le susurre a mi compañero al oído. --No me parece que sea él, y hasta me atrevería asegurar que es un doble. Dimos unos pasos para atrás cuidando de no despertarlo de su mutismo y nos largamos con viento fresco. Para relajarnos un poco del frustrado recibimiento decidimos acudir a las termas que casualmente no distaban mucho del foro, pero la crisis hacía tiempo que había llegado a esa ciudad, la encontramos cerrada, o mejor dicho abierta y sin dueños, pero abierta del todo, sin puertas, sin techo, sin … Como el día, a medida que avanzaban las horas se presentaba caluroso, buscando un lugar sombrío pasamos junto a uno de los acueductos que abastecían a la población, pero de agua nada, nos tuvimos que conformar con la botellita de agua mineral que portaba mi amigo en la mochila. Continuamos vagando por la ciudad y no vimos alma viviente a excepción de dos lagartos tomando el sol tranquilamente, pero no era cosa de preguntar. El paisaje que rodea a Baelo Claudia es hermoso a rabiar, no la visites si no vas provisto de cámara fotográfica o similar, afortunadamente portábamos una y aquí adjuntamos lo que vimos. África está tan próxima que se podría tocar con los dedos si además vas equipado con unos prismáticos.
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