Sierra de Líbar, espacio y frontera natural entre las provincias de Cádiz y Málaga.
MALAGADITANÍA: Espacio geográfico nuevo, entre lo real y lo soñado, creado por F. Ruiz y F.J. Rodríguez, que engloba la esencia paisajística, histórica y etnológica común de la tierra malagueña y gaditana, unidas en una sola geografía compartida.

CAMINERIA:

Suma de los elementos que componen el camino, el caminante y su entorno.

Estudio de las vías de comunicación, de su relación con el entorno geográfico y social y con los itinerarios físicos, históricos, económicos, culturales y literarios.
Definición del II Congreso Internacional de Caminería Hispánica (Año de 1994).

Si a estas ideas les añadimos las de patrimonio público y entorno medioambiental a defender y difundir podíamos tener un concepto aglutinador de enorme atractivo general y portador de grandes posibilidades en la defensa y puesta en valor de nuestra herencia ancestral...

LA RUTA DE LOS 7 TEMPLOS

Próximamente os invitamos a descubrir una ruta mágica llena de encantos naturales, de fuerzas telúricas y restos del pasado sorprendentes llenos de misterio y leyenda...La Ruta de los 7 templos, un antiguo periplo costero de más de 2.500 años de antiguedad.
http://ruta7templos.blogspot.com















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lunes, 26 de mayo de 2008

Perspectivas de la Laguna de Medina en el mes de Mayo


Para ver reportaje de la Laguna de Medina, pinchar sobre el enlace de abajo.


Laguna de Medina

No es pasión de padre porque de ella no lo soy, pero tal vez, sea pasión de hijo aunque en cierto modo, porque realmente tampoco lo soy, puesto que nací en Málaga. es por que la admiro como si fuera mía y me estoy refiriendo a la provincia de Cádiz, naturalmente.

Yo la comparo con un gran kiosco de esos que tienen en sus estantes de todo. Si pides tabaco, lo tienen, pero más vale que prescindan de ese vicio; si caramelos, los tienen de todos los gustos... si sellos de correos, seguro que también está surtido, a más de revistas, aspirinas, la prensa diaria, pipas saladas o sin sal, pistachos tostados, almendras ídem, pilas alcalinas de todos los tamaños, cerillos, mecheros, botellines de agua mineral, tiritas para las pequeñas heridas y un sinfín de artículos que ahora no viene a cuento recordar.

Pues aunque parezca un poco exagerado, así veo a esta provincia. Si quieres playas con grandes olas y vientos casi constantes, ahí está la pintoresca Tarifa. Si quieres playas de arena rubia y limpia, ahí está todo su litoral. Que si río navegable, también lo tiene en el Guadalete hasta el Puerto de Santa María. Si nieve, la tiene en su tiempo en las sierras de Grazalema, Villaluenga del Rosario y Benaocaz. Si brazo de mar, tiene el río San Pedro en Puerto Real y Sancti-petri en San Fernando. Que si isla, tiene la del Trocadero , situada ésta en la boca del segundo saco de la Bahía y la rodeada de orígenes míticos, de igual nombre que el caño, Sancti-Petri, hermoso paraje en el entorno de la Punta del Boquerón.

Sierras escarpadas, las nombradas anteriormente y muchas más. Y por continuar diciendo posee marismas en las que abundan esteros con piscifactorías e importantes salinas en explotación. Y como dije con el kiosco hay en ella muchísimas cosas más, pero las que no quiero olvidar son sus lagunas y más en concreto la más importante de todas ellas, la denominada “Laguna de Medina”. Y es que, los lectores me perdonen por lo extenso del preámbulo, es esa laguna precisamente la que desde el principio a todos intento presentar.

Para aclarar un punto importante, les prevengo que dicha laguna pertenece al término de Jerez y no al de Medina Sidonia como cabía esperar por su nombre. El llegar hasta ella es sumamente fácil si escogemos la autovía Jerez-Los Barrios y nos situamos entre el lugar llamado “Lomo Pardo” y la planta cementera que se yergue fantasmagóricamente en el paisaje a poco de salir por esa vía de Jerez. Estando en ese entorno reconocerán enseguida las indicaciones que les conducirán a ella. Lo primero que localizaran será el aparcamiento , y después el mirador elevado que está situado junto a él.

La tarde que la visité por vez primera me acompañaban como siempre mis inseparables amigos Francisco y Antonio, dos enamorados como yo del variadísimo paisaje de nuestra tierra. Una vez en el mirador dimos rienda suelta a nuestra capacidad de admiración atrapados por la belleza de la laguna en sí y de su verdeante y florido entorno, por algo estábamos en primavera. Como diestros pistoleros, desenfundamos nuestras cámaras digitales y apretamos con ansias sus gatillos con intención de atrapar egoístamente la esencia de aquel magnífico paisaje. Luego nos acercamos a la laguna y nos admiramos nuevamente de la variedad de aves acuáticas que reposaban tranquilas sobre sus aguas. Para admirarlas con prismáticos se recomienda moverse por el entorno en silencio.

Aquella tarde, a orillas de aquel reducido mar interior, me sentí pequeño e ignorante ante la inmensa variedad de arbustos y herbáceas que nos rodeaban y que fui incapaz de identificar ni mínimamente.


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Ante este pequeño despliegue nostálgico con el que nuestro amigo Francisco capta toda la esencia de este bello y cautivador entorno del interior de la bahía de Cádiz, poco más puedo yo añadir a la feliz conclusión de estas impresiones, pues él ya se ha encargado con sus líneas, de dejar una senda indeleble en nuestro espíritu que nos invite a acercarnos, sin desvíos erráticos, hacia dicho lugar.

Tal vez, lo único que pueda añadir es algún que otro dato técnico que permite hacernos una idea de la importancia de dicha laguna, aunque añadan aridez a la hermosa descripción del igualmente hermoso entorno hecha por nuestro amigo.
Es la mayor y la más importante de las lagunas de Cádiz, ocupando una superficie de 120 ha. más si cabe, desde la desaparición hace ya años de la laguna de la Janda. 1.300 por 400 m. son sus medidas aproximadas y su localización exacta, tal como vemos en el mapa vía satélite que adjuntamos, se sitúa a la izquierda de la carretera de Jerez de la Frontera a Medina Sidonia, a 1,5 km al sudeste de la antigua laguna de las Quinientas, desecada y puesto en uso agrícola.

Es una laguna de tipo estepario, al igual que los otros complejos endorreicos cercanos y de los que también hablaremos de Puerto Real y Chiclana. Su profundidad máxima no rebasa los 2 m con buen tiempo lluvioso, disminuyendo mucho su nivel con la sequía pero conservando siempre un remanente de agua aportado seguramente por un arroyo cercano y posiblemente por la misma capa freática que no debe ser muy profunda.

La laguna tal como la hemos visto en estos días y con tan buen nivel de agua, se halla rodeada de un exuberante cinturón vegetal en sus riberas y allí podíamos observar cobijadas especies interesantes como el flamenco, fochas, ánades, aguiluchos, malvasías etc.
Al mencionar a toda esta "rara avis" no quiero dejar pasar la ocasión fortuita, verdaderamente afortunada que tuvimos cuando ya casi nos íbamos, de toparnos con esa otra especie en vías de extinción. Su nombre es Pedro y es el vigilante regular de este espacio natural.
Pedro es una persona sencilla y afable, criado en el campo según nos contó, verdadero amante de la naturaleza y de su trabajo y gracias a su conocimiento pudimos profundizar aún mucho más en los valores que encierra y que esconde la hermosura del espacio protegido. Desde aquí sirvan estas pocas palabras para mandarle nuestro recuerdo y nuestro aliento a este recién conocido amigo, guardián infatigable de los secretos del lugar y que invitamos a quienes nos lean a pararse y charlar pausadamente con él, porque un paraje no sólo atesora su paisaje o sus restos históricos del pasado, sino que el paisanaje cuando se trata de personas como Pedro, puede procurarnos la guinda del pastel de una interesante excursión que apenas vislumbrábamos tan fructífera como acabó convirtiéndose, y el conocimiento de este vigilante fue parte importante de la satisfacción conseguida con nuestra visita ...Gracias Pedro.
Una última sugerencia...apoyados en la balaustrada de madera y mirando a la laguna pero sin fijar la vista en un punto concreto, dejarse envolver por la brisa y el sonido del viento susurrando entre la fronda, mientras acaricia suavemente los carrizos más cercanos a donde nos encontramos. Es una maravillosa experiencia a los sentidos, verdadera música que serena nuestro espíritu y aviva nuestra mente...

Texto de Francisco Ruiz y Francisco Rodríguez-Andrade
Fotos de Francisco Rodríguez-Andrade

jueves, 22 de mayo de 2008

Posible explicación del "paisaje lunar" de Los Banquetillos

Decididos a indagar más en el aspecto geológico, que por otra parte no es nuestro fuerte, de como se formó el singular y extraño "paisaje lunar" donde se haya enclavado el conjunto rupestre de "Los Banquetillos", tuvimos la fortuna ponernos rápidamente en contacto con la persona indicada para solucionarnos tal menester.

Mi buen amigo y compañero de aventuras Francisco demandó la información pertinente a su sobrino Daniel Ramallo Ruiz, que vive en Málaga y allí ha participado en diferentes trabajos relacionados con los aspectos geológicos en varios proyectos y excavaciones arqueológicas. Para ello, le remitió un correo electrónico en el que incluía como es natural, varias perspectivas tanto aéreas como a pie de campo del conjunto.

Daniel quedó gratamente impresionado con lo que le enviamos y en poquísimo tiempo nos contestó dando una mas que verosímil respuesta al "misterio" y que exponemos a continuación con sus propias palabras:

"Por las fotos, parece que esas formaciones del terreno son estructuras sedimentarias de deformación sobre areniscas. En Geología a estas estructuras se las clasifica según su origen en inorgánicas (debidas a deslizamientos, arrastres,...) y orgánicas (perforaciones, pistas, huellas,...). Por las fotos, tienen toda la pinta de ser inorgánicas y pertenecer a lo que se conocen simplemente como estructuras almohadilladas (estos geólogos no se complicaron mucho). Su origen parece estar en un depósito no-homogéneo del sedimento u lodo que formó con el paso del tiempo la roca. Resulta que estando este sedimento aún blando, un movimiento del terreno (p.ej.sísmico) hizo que parte de él, más saturado en agua, se fluidificara al ser agitado y permitió su movimiento, deformando su horizontalidad original (en principio estas capas de sedimento se depositaron en un medio marino horizontalmente) respecto al resto del sedimento circundante, originando esas formaciones. Los movimientos tectónicos se encargaron de llevar esos depósitos marinos hasta su emplazamiento actual, donde la erosión fue desmantelando capas, estratos, y dejando al descubierto esas formaciones inicialmente internas dentro de la masa de roca..."

Quede pues esta exposición para satisfacción nuestra y de todo aquel que decida acercarse a tan hermoso e interesante lugar y quiera saber cómo se formo y de qué manera tan singular paraje en un rincón semiolvidado y atractivo por el paisaje y sus buenas gentes, de la provincia de Cádiz.

Texto: Francisco J. Rodríguez.

martes, 20 de mayo de 2008

Conjunto rupestre de "Los Banquetillos"


Pinchar en el enlace de abajo para ver reportaje fotográfico.


http://picasaweb.google.es/Fjrandr/ConjuntoRupestreDeLosBanquetillos/photo#s5202474435593232882


Para conocer la riqueza arqueológica de nuestra provincia (me refiero a la de Cádiz) nada mejor que contar con un amigo chiflado por la historia (perdona Francisco), pues en lo tocante al conocimiento de ésta, no escatima esfuerzos.

Él es joven , y yo..., digamos que estoy más cerca de lo que entendemos por arcaico. Pero tengo la impresión de que éste no ha reparado aún en ese insignificante detalle, puesto que me hace subir montes y saltar cercas como si fuera su igual.

Era sábado, y quedamos en vernos a las cuatro de la tarde. Para dar idea de la climatología debo puntualizar que el cielo no estaba muy “católico”, o lo que es lo mismo, que el sol y los nubarrones, que cubrían el cielo casi en su totalidad, jugaban "al escondite”. Pero debo admitir que al final se portó según nuestros deseos, puesto que prevalecieron los claros.

¿Dónde iremos hoy?- Le pregunté nada más verle, consciente de que traería consigo un plan bien estudiado.

A "los Banquetillos”- respondió.

¿Y donde cae eso?- Pregunté de nuevo.

En la pedanía de “Naveros”- respondió nuevamente.

Y temiendo, supongo yo, de que aquello tenía las trazas de convertirse en un “diálogo para besugos”, sin darme ocasión para asaetearlo con más preguntas continuó exponiendo su proposición. No lo entendí muy bien, es la pura verdad, pero me puse al volante de mi coche sin rechistar confiando en sus conocimientos y en sus dotes como guía.

He de aclarar que partimos de Puerto Real. Desde esa localidad tomamos la carretera comarcal que une dicha localidad con la autovía Jerez –los Barrios a través del cruce de “El Pedrozo”. Llegando a ese punto nos incorporamos a ésta camino de la pintoresca población de Medina Sidonia. Y como más vale “malo conocido que bueno por conocer”, decidimos no aventurarnos por carreteras de nuevo trazado y tomar la primera desviación que habría de conducirnos a dicha localidad con objeto de adentrarnos en ella y tomar la salida próxima al célebre Arco de la Pastora para iniciar el descenso por la serpenteante vía que conduce a Chiclana por un lado, y a la ermita de Los Santos Mártires por el opuesto, que era la dirección y el referente que nosotros íbamos buscando.

Rebasamos la ermita aludida y unos metros más adelante tomamos la primera desviación de la derecha, la rotulada con el nombre de “Los Naveros”. No tiene pérdida porque se encuentra al lado de unos enormes depósitos metálicos. Esta nueva vía, además de estrecha y de dos direcciones, tenía el inconveniente de carecer de arcenes, lo que me obligaba a ignorar el paisaje a pesar de la insistencia de mi amigo que no paraba de admirarlo, y centrarme en la conducción.

El paisaje que atravesábamos era extremadamente bello y pintoresco. Lo constituía alternativamente un número casi infinito de verdeantes praderas (era el mes de mayo) y diría que igual número de colinas coronadas de la espesísima vegetación propia del monte bajo. Y para realzarlo, un horizonte ondulante y dinámico magistralmente recortado sobre el inquietante celaje que jugaba con el sol aquella tarde de primavera.

Tras recorrer aproximadamente doce kilómetros entramos triunfantes en la graciosa pedanía de “Los Naveros”. No se asombren, digo triunfantes por que a la entrada de ésta nos recibió una gran pancarta dando la bienvenida a los visitantes además de invitarlos a la fiesta de la Cruz de Mayo y un poco más adelante, casualidad o no, en la puerta de la iglesia unas mujeres manipulaban una gran alfombra que imagino no les dieron tiempo de extender dado que no les advertimos de nuestra llegada. Preguntamos a ellas si conocían la localización de “Los Banquetillos” y nos dirigieron hacia el bar de Antonio ubicado en una especie de plazuela a pié de carretera.

Pedimos unos refrescos y expusimos a Antonio nuestro propósito de visitar “Los Banquetillos” y si nos encontraríamos con la oposición del dueño o guarda de la finca donde este estuviera enclavado. Respondió con amabilidad a todas nuestras preguntas indicándonos como podríamos llegar a nuestro objetivo sin más problemas que los que ofrecieran las imprecisas condiciones atmosféricas de la tarde y las que mostraran nuestros pies ascendiendo al monte por el arroyo seco que nos indicó hasta llegar a las lajas de arenisca conocidas por “Los Banquetillos”.

Abandonamos el poblado dirección Medina Sidonia y unos trescientos metros más adelante aparcamos el coche en el único lugar fiable que encontramos en un pequeño descampado a nuestra izquierda, pues hay que recordar que la carretera carece de arcenes. La distancia por carretera que restaba hasta la portada de referencia que tendríamos que localizar según Antonio, distaba del aparcamiento improvisado de cuatrocientos a seiscientos metros, éstos lo recorrimos a pie en cuatro minutos más o menos. La portada en cuestión, anclada a nuestra derecha según marchábamos era de mampostería y ostentaba el rotulo de “Dehesa de abajo”, y frente a ésta localizamos el portalón de estacas y alambres de espino que debíamos salvar para alcanzar el arroyo seco que teníamos a nuestra izquierda. Avanzamos arroyo arriba y a pocos minutos de marcha localizamos a través de la vegetación las lajas de arenisca que tratábamos de localizar.

El paisaje hasta llegar al lugar deseado ni que decir tiene que era maravilloso, pero al llegar a las lajas nos quedamos sorprendidos debido a sus especiales características. La superficie de arenisca que coronaba el monte más bien parecía un paisaje lunar, puesto que de su superficie emergían abundantes esferas también de arenisca. Unas completas y las más, carcomidas por la erosión, descubrían en su interior un nuevo núcleo emergente semejante a un gran hongo, de ahí seguramente les viene el nombre de “Los Banquetillos”. Pero a poco de adentrarnos por aquel enigmático paraje nuestra atención quedó eclipsada por la visión del cúmulo de tumbas excavadas en el suelo de arenisca que teníamos delante.

Más allá de nuestras expectativas, la naturaleza se encargaba de sorprendernos jugando a gran escultor. El lugar tiene algo de mágico en toda esa gran laja de piedra arenisca, mucho más grande de lo que imaginábamos que sería. Si la verde y florida vegetación nos convencía de pisar nuestro hermoso planeta tierra, la gran laja por el contrario jugaba a hacernos creer que habíamos "aterrizado" en otro lugar, en un planetoide extraño y distante, quizás tal vez, lleno de insospechadas sorpresas de otras civilizaciones, que era lo que veníamos buscando y el motivo de nuestro interés por el lugar.

Enseguida vino a mi mente motivado por la impresión de tan singular paisaje pétreo, las acuarelas realizadas por Saint-Exupery para su inmortal "El Principito", en las cuales aparecen dibujadas las superficies de minúsculos asteroides llenos de cráteres y que el pequeño protagonista visita en su particular periplo. Así creo que nos sentíamos tanto mi amigo de fatigas y aventuras, como yo mismo, al percibir y disfrutar de lo que nuestros ojos y nuestras cámaras captaban en todo nuestro entorno.

Y luego, después de un deambuleo minucioso por todo largo y ancho de la laja y casi cuando nos disponíamos a retornar sobre nuestros pasos hacia donde habíamos dejado aparcado nuestro auto, fuimos a dar con un último recodo de la gran laja de arenisca, que nos reservaba la definitiva y mayor de toda las sorpresas, pese a no ser pocas las que nuestro espíritu interior llevaba recibidas con el paisaje y con la exploración del lugar.

En ese postrer recoveco que casi se nos escapa, dimos con las manifestaciones grabadas en la blanda roca de las civilizaciones pasadas que veníamos buscando. No, no eran civilizaciones alienigenas provenientes de otros mundos, pero si eran vestigios de antiguas culturas, algunas de ellas posiblemente muy arcaicas, casi de los albores de la historia, superpuestas con otras algo más recientes.

A lo largo del minucioso recorrido que hicimos por toda la laja, nos llamaba mucho la atención no sólo la obra "escultórica" de la naturaleza en su fantasía, sino que también eramos conscientes de otras marcas que no parecían del todo naturales. Aquí y allá divisábamos huecos horadados en la pared de la roca, cuando esta presentaba algún murete natural. Unos minúsculos y otros más grandes, así como huecos muy erosionados por los elementos a lo largo de los siglos y milenios, que nos hacían dudar de su manufactura humana o natural, más habida cuenta, de la capacidad como ya hemos referido escultórica de la propia naturaleza.

Pero en este último recodo, no cabía error a la duda. Ni la más mínima posible. Frente a nosotros y sobre la ligera inclinación de la pendiente, vimos una secuencia alineada de tumbas de apariencia antropomorfa a lo ancho de todo ese recodo de arenisca. Nos acercamos mucho más a ella y la escrutamos en la idea de no pasar por alto ningún detalle tanto en nuestra inspección visual, como luego, en nuestro "laboratorio arqueológico" con las fotos que tomamos convenientemente desde todos los puntos y distancias posibles.

Cuatro tumbas antropomorfas se alineaban perfectamente sobre la suave pendiente con una orientación este/oeste exacta. La cabeza hacia el oeste y los pies hacia el este. La zona de la cabeza, al menos, en una de ellas presentaba un ligero almohadillamiento, claro indicio de cuál debía ser pues la posición y orientación del cuerpo dentro de ellas. En medio de las cuatro tumbas, un poco por encima de ellas y separándolas en grupos de dos, había grabada bastamente y con profundidad sobre la roca, una cruz dando un aire sacro al conjunto. Por encima de ella, un hueco circular, de media esfera cóncava. Pero todavía, por si no fueran pocas las sorpresas con las que maravillarnos, vimos grabada sobre la roca, en una esquina casi marginal del conjunto de las cuatro tumbas, encontramos una representación que a mi modesto juicio debía ser aún todavía mucho más arcaica que la cruz y la semiesfera cóncava. Era una figura pequeña, grabada en apariencia con menos bastedad y menos profundidad en la roca, pues su trazo era incluso mucho mas fino. Podría pasar incluso por una pequeña cruz, si no fuera porque una especie de arco de igual trazo cubría como una montera la pequeña cruz.

Para abreviar y nos hacernos extensos en demasía las conclusiones a las que podemos llegar, quizás con algún error de apreciación por nuestra parte, son que estamos ante un conjunto de tumbas antropomorfas rupestres, que fueron utilizadas en un período entre la época tardorromana que llegaría, incluso, hasta principios de época andalusí. Pero, como ya hemos dicho y quizás nos equivoquemos o quizás no, planteamos que esas tumbas pueden ser mucho más antiguas, de la Edad del Bronce, si esa pequeña figura de cruz con montera, la tomamos como una figura antropomorfa típica de ese período prehistórico y del que a lo largo y ancho de la provincia no faltan imágenes similares adjudicadas a dicha época.

Recomendamos una visita a ese fascinante lugar a todo aquel interesado y respetuoso con la historia y la naturaleza, pues no le defraudará y todavía debe ser incluso mucho más interesante si la visita se realiza en bicicleta, a la que también nosotros somos grandes aficionados, puesto que el llegar allí por ese medio no ofrece ninguna dificultad y si un disfrute más que añadir a dicha aventura...

Escrito "a la limón" por Francisco Ruiz Serrano y Francisco J. Rodríguez-Andrade.
Fotos: Francisco Ruiz Serrano y Francisco J. Rodríguez.

viernes, 16 de mayo de 2008

El Castillo del Lugar de la Puente


Castillo de San Romualdo.

http://picasaweb.google.es/Fjrandr/CastilloDelLugarDeLaPuente#slideshow

(Pinchar enlace para galería fotográfica)

El castillo de San Romualdo, conocido en la Edad Media y siglos posteriores por “Castillo del Lugar de la Puente”, se haya emplazado cercano a la defensa natural que supone el Caño de Sancti Petri, frente al puente Suazo, antiguo paso obligado entre Chiclana y las islas gaditanas que actualmente conforman las ciudades de San Fernando y Cádiz.

Es un tipo de fortificación medieval del tipo llamado “ribat”, al igual que otros de este mismo litoral gaditano y del que su ejemplo más característico es el ribat de la ciudad tunecina de Susa.
Su origen no esta totalmente establecido, pues hay indicios de una posible construcción en ese mismo lugar en época del emir Abderraman II. De todas formas, se le adjudica una fecha ubicada en el siglo XIV para la actual construcción existente. En concreto, el profesor Torres Balbas, considera su construcción en el año 1328, donde se constata una donación hecha por Alfonso XI a Gonzalo Díaz de Sevilla.

En 1377, en el reinado de Enrique II, pasa a manos de Alonso García de Vera y por fin, en 1408 reinando Juan II a Juan Sánchez de Suazo, de donde tomara nombre el puente.
Este señorío se mantendrá durante tres generaciones, hasta que en 1498, junto con todo su termino pase a posesión a D. Rodrigo Ponce de León, a la sazón, Marques de Cádiz. Por ultimo y ya en el siglo XVIII, definitivamente pasara a manos de la corona.

Durante toda su azarosa vida ha servido para diversos fines, unos acordes con su prestigio y otros de dudosa significación, entre ellos, cuartel, cárcel, iglesia, lugar de peleas de gallos y por ultimo, lugar para algunas actividades industriales de pequeña escala.

Su planta es cuadrangular con un patio central. Cada una de sus crujías se divide en habitaciones comunicadas por arcos, que se abren al exterior del patio, tan solo por sus puertas de entrada.
Sus bóvedas son muy variadas. En un ángulo del patio, podemos ver la escalera de acceso a la terraza que recorre todo el edificio. Los torreones salientes se sitúan a los extremos, de los que actualmente solo podemos apreciar uno intacto y en buen estado. Los muros alcanzan los dos metros de espesor en algunos tramos. En unos de sus flancos albergo la capilla de Santa Maria, del siglo XVII y que presenta planta de cajón.

Indudablemente estamos ante un monumento señero e importante dentro de la historia de Cádiz, como baluarte para su protección ante los avatares de la historia y del enemigo, y de la que pudo dar buena prueba durante los aciagos días del asalto anglo-holandés, ocurrido en 1596 al mando del Duque de Essex que conllevó el saqueo de la ciudad por parte de sus tropas, resistiendo únicamente la guarnición asentada en esta fortaleza, que además sirvió de acogida a algunos huidos de la población.

Por todos estos motivos mereció ser declarado monumento histórico en fecha tan temprana como 1931, cosa que no le privo de caer en el abandono, el deterioro y el olvido hasta prácticamente nuestros días en que por fin parece que las autoridades han decidido darle un destino más acorde a su historia y su valor monumental.
Texto y fotos: Francisco J. Rodríguez

viernes, 9 de mayo de 2008

El Odyssey y el tesoro del Nuestra Sra. de las Mercedes

Voladura de Ntra. Sra. de las Mercedes.

Noticia extraida de Diario de Cádiz en su edición del 09/05/08


El tesoro es español

La investigación llevada a cabo por el Gobierno no deja dudas sobre la procedencia del botín expoliado por Odyssey · El pecio y su contenido están protegidos por el principio de inmunidad soberanaEfe / Madrid Actualizado 09.05.2008 - 05:00

El abogado James Gold y el director del Museo Naval de Madrid, el almirante Teodoro de Leste.

James Goold, abogado del Estado español en el juicio que se sigue en Tampa (Florida) por el caso Odyssey, confirmó ayer que, "con total certidumbre", el navío "expoliado" por la empresa estadounidense es el Nuestra Señora de las Mercedes, perteneciente a la Armada española y hundido en octubre de 1804.
Goold realizó esta afirmación en una rueda de prensa celebrada en la sede del Ministerio de Cultura, y en la que tanto el letrado como el director general de Bellas Artes, José Jiménez, aseguraron que las actuaciones de Odyssey en todo el proceso han sido "moral y legalmente inaceptables". "El misterio ha acabado", dijo Goold.
Tras la exhaustiva investigación realizada por el Gobierno, todas las pruebas apuntan a que las monedas encontradas por Odyssey "coinciden" con la carga del citado navío y "pertenecen a la Armada española".
Goold señaló que con la identificación de La Mercedes la fragata está protegida por el principio de la inmunidad soberana, "principio jurídico absolutamente claro" en Estados Unidos y en el resto del mundo, que se aplica a todos los navíos, estén en aguas internacionales o nacionales. El abogado, que ha enviado ya al tribunal de Tampa la comunicación oficial del caso, añadió que el lugar donde se han desarrollado "las operaciones secretas" de Odyssey es el mismo donde se hundió La Mercedes, "al oeste de Cádiz", si bien no precisó más datos por "razones de seguridad".
Las pruebas "colocan a Odyssey en la escena del crimen". Esta empresa, añadió el letrado, "ha intentado desde el principio obstaculizar todas las actuaciones del Gobierno español", y hay razones para creer que "ha ocultado pruebas", lo que ha ralentizado el proceso ante la obligación de pedir judicialmente toda la documentación requerida a la compañía estadounidense.
Odyssey ha llegado a decir incluso que 17 toneladas de monedas de plata y cientos de efectos "pudieron haber sido arrojadas por la borda" de un navío, ante lo cual Goold ironizó al señalar que "todas cayeron justo en el mismo lugar".
La fragata Nuestra Señora de las Mercedes se hundió en octubre de 1804, tras un combate naval que libró una escuadrilla española con la flota inglesa frente a la costa portuguesa del Algarve. Tras la explosión perecieron "más de 200 marinos y sus familias".
El elevado número de víctimas hace que los restos del pecio "se puedan considerar un cementerio marino", dijo José Jiménez. "Es un tesoro de conocimiento, no comercial. Esos restos encierran la memoria de nuestra Historia", destacó Luis Lafuente, subdirector general de Patrimonio. Ese hundimiento "fue un acontecimiento en la historia mundial y en la de España", y la introdujo "en una década de guerras napoleónicas que ha dado forma a su historia", dijo Goold.
El abogado afirmó que el hundimiento de La Mercedes es equivalente a lo que sucedió con el buque Arizona en la batalla de Pearl Harbor, que precipitó la participación activa de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. La importancia y complejidad del caso Odyssey quedó demostrada en las numerosas autoridades que participaron ayer en el encuentro con la prensa, desde los ya citados José Jiménez, James Goold y Luis Lafuente, hasta el director general de Política e Industrias Culturales, Guillermo Corral, y el director del Museo Naval de Madrid, Teodoro de Leste Contreras, entre otros.
En varias intervenciones quedó claro que todo lo relativo a este caso "es una cuestión de Estado, merecedora de una política integral". Jiménez subrayó que, dadas las pruebas existentes y el valor histórico del tesoro, el Gobierno español "no aceptará un posible reparto" con Odyssey, y todo lo extraído del pecio "ha de reintegrarse totalmente al Estado español". Goold aseguró que las cifras que se han barajado sobre el valor económico del tesoro hallado por Odyssey (unos 325 millones de euros) "están algo infladas", si bien especificó que este dato "es irrelevante" porque "no se trata de una cuestión comercial, sino histórica y cultural".