Sierra de Líbar, espacio y frontera natural entre las provincias de Cádiz y Málaga.
MALAGADITANÍA: Espacio geográfico nuevo, entre lo real y lo soñado, creado por F. Ruiz y F.J. Rodríguez, que engloba la esencia paisajística, histórica y etnológica común de la tierra malagueña y gaditana, unidas en una sola geografía compartida.

CAMINERIA:

Suma de los elementos que componen el camino, el caminante y su entorno.

Estudio de las vías de comunicación, de su relación con el entorno geográfico y social y con los itinerarios físicos, históricos, económicos, culturales y literarios.
Definición del II Congreso Internacional de Caminería Hispánica (Año de 1994).

Si a estas ideas les añadimos las de patrimonio público y entorno medioambiental a defender y difundir podíamos tener un concepto aglutinador de enorme atractivo general y portador de grandes posibilidades en la defensa y puesta en valor de nuestra herencia ancestral...

LA RUTA DE LOS 7 TEMPLOS

Próximamente os invitamos a descubrir una ruta mágica llena de encantos naturales, de fuerzas telúricas y restos del pasado sorprendentes llenos de misterio y leyenda...La Ruta de los 7 templos, un antiguo periplo costero de más de 2.500 años de antiguedad.
http://ruta7templos.blogspot.com















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lunes, 26 de mayo de 2008

Perspectivas de la Laguna de Medina en el mes de Mayo


Para ver reportaje de la Laguna de Medina, pinchar sobre el enlace de abajo.


Laguna de Medina

No es pasión de padre porque de ella no lo soy, pero tal vez, sea pasión de hijo aunque en cierto modo, porque realmente tampoco lo soy, puesto que nací en Málaga. es por que la admiro como si fuera mía y me estoy refiriendo a la provincia de Cádiz, naturalmente.

Yo la comparo con un gran kiosco de esos que tienen en sus estantes de todo. Si pides tabaco, lo tienen, pero más vale que prescindan de ese vicio; si caramelos, los tienen de todos los gustos... si sellos de correos, seguro que también está surtido, a más de revistas, aspirinas, la prensa diaria, pipas saladas o sin sal, pistachos tostados, almendras ídem, pilas alcalinas de todos los tamaños, cerillos, mecheros, botellines de agua mineral, tiritas para las pequeñas heridas y un sinfín de artículos que ahora no viene a cuento recordar.

Pues aunque parezca un poco exagerado, así veo a esta provincia. Si quieres playas con grandes olas y vientos casi constantes, ahí está la pintoresca Tarifa. Si quieres playas de arena rubia y limpia, ahí está todo su litoral. Que si río navegable, también lo tiene en el Guadalete hasta el Puerto de Santa María. Si nieve, la tiene en su tiempo en las sierras de Grazalema, Villaluenga del Rosario y Benaocaz. Si brazo de mar, tiene el río San Pedro en Puerto Real y Sancti-petri en San Fernando. Que si isla, tiene la del Trocadero , situada ésta en la boca del segundo saco de la Bahía y la rodeada de orígenes míticos, de igual nombre que el caño, Sancti-Petri, hermoso paraje en el entorno de la Punta del Boquerón.

Sierras escarpadas, las nombradas anteriormente y muchas más. Y por continuar diciendo posee marismas en las que abundan esteros con piscifactorías e importantes salinas en explotación. Y como dije con el kiosco hay en ella muchísimas cosas más, pero las que no quiero olvidar son sus lagunas y más en concreto la más importante de todas ellas, la denominada “Laguna de Medina”. Y es que, los lectores me perdonen por lo extenso del preámbulo, es esa laguna precisamente la que desde el principio a todos intento presentar.

Para aclarar un punto importante, les prevengo que dicha laguna pertenece al término de Jerez y no al de Medina Sidonia como cabía esperar por su nombre. El llegar hasta ella es sumamente fácil si escogemos la autovía Jerez-Los Barrios y nos situamos entre el lugar llamado “Lomo Pardo” y la planta cementera que se yergue fantasmagóricamente en el paisaje a poco de salir por esa vía de Jerez. Estando en ese entorno reconocerán enseguida las indicaciones que les conducirán a ella. Lo primero que localizaran será el aparcamiento , y después el mirador elevado que está situado junto a él.

La tarde que la visité por vez primera me acompañaban como siempre mis inseparables amigos Francisco y Antonio, dos enamorados como yo del variadísimo paisaje de nuestra tierra. Una vez en el mirador dimos rienda suelta a nuestra capacidad de admiración atrapados por la belleza de la laguna en sí y de su verdeante y florido entorno, por algo estábamos en primavera. Como diestros pistoleros, desenfundamos nuestras cámaras digitales y apretamos con ansias sus gatillos con intención de atrapar egoístamente la esencia de aquel magnífico paisaje. Luego nos acercamos a la laguna y nos admiramos nuevamente de la variedad de aves acuáticas que reposaban tranquilas sobre sus aguas. Para admirarlas con prismáticos se recomienda moverse por el entorno en silencio.

Aquella tarde, a orillas de aquel reducido mar interior, me sentí pequeño e ignorante ante la inmensa variedad de arbustos y herbáceas que nos rodeaban y que fui incapaz de identificar ni mínimamente.


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Ante este pequeño despliegue nostálgico con el que nuestro amigo Francisco capta toda la esencia de este bello y cautivador entorno del interior de la bahía de Cádiz, poco más puedo yo añadir a la feliz conclusión de estas impresiones, pues él ya se ha encargado con sus líneas, de dejar una senda indeleble en nuestro espíritu que nos invite a acercarnos, sin desvíos erráticos, hacia dicho lugar.

Tal vez, lo único que pueda añadir es algún que otro dato técnico que permite hacernos una idea de la importancia de dicha laguna, aunque añadan aridez a la hermosa descripción del igualmente hermoso entorno hecha por nuestro amigo.
Es la mayor y la más importante de las lagunas de Cádiz, ocupando una superficie de 120 ha. más si cabe, desde la desaparición hace ya años de la laguna de la Janda. 1.300 por 400 m. son sus medidas aproximadas y su localización exacta, tal como vemos en el mapa vía satélite que adjuntamos, se sitúa a la izquierda de la carretera de Jerez de la Frontera a Medina Sidonia, a 1,5 km al sudeste de la antigua laguna de las Quinientas, desecada y puesto en uso agrícola.

Es una laguna de tipo estepario, al igual que los otros complejos endorreicos cercanos y de los que también hablaremos de Puerto Real y Chiclana. Su profundidad máxima no rebasa los 2 m con buen tiempo lluvioso, disminuyendo mucho su nivel con la sequía pero conservando siempre un remanente de agua aportado seguramente por un arroyo cercano y posiblemente por la misma capa freática que no debe ser muy profunda.

La laguna tal como la hemos visto en estos días y con tan buen nivel de agua, se halla rodeada de un exuberante cinturón vegetal en sus riberas y allí podíamos observar cobijadas especies interesantes como el flamenco, fochas, ánades, aguiluchos, malvasías etc.
Al mencionar a toda esta "rara avis" no quiero dejar pasar la ocasión fortuita, verdaderamente afortunada que tuvimos cuando ya casi nos íbamos, de toparnos con esa otra especie en vías de extinción. Su nombre es Pedro y es el vigilante regular de este espacio natural.
Pedro es una persona sencilla y afable, criado en el campo según nos contó, verdadero amante de la naturaleza y de su trabajo y gracias a su conocimiento pudimos profundizar aún mucho más en los valores que encierra y que esconde la hermosura del espacio protegido. Desde aquí sirvan estas pocas palabras para mandarle nuestro recuerdo y nuestro aliento a este recién conocido amigo, guardián infatigable de los secretos del lugar y que invitamos a quienes nos lean a pararse y charlar pausadamente con él, porque un paraje no sólo atesora su paisaje o sus restos históricos del pasado, sino que el paisanaje cuando se trata de personas como Pedro, puede procurarnos la guinda del pastel de una interesante excursión que apenas vislumbrábamos tan fructífera como acabó convirtiéndose, y el conocimiento de este vigilante fue parte importante de la satisfacción conseguida con nuestra visita ...Gracias Pedro.
Una última sugerencia...apoyados en la balaustrada de madera y mirando a la laguna pero sin fijar la vista en un punto concreto, dejarse envolver por la brisa y el sonido del viento susurrando entre la fronda, mientras acaricia suavemente los carrizos más cercanos a donde nos encontramos. Es una maravillosa experiencia a los sentidos, verdadera música que serena nuestro espíritu y aviva nuestra mente...

Texto de Francisco Ruiz y Francisco Rodríguez-Andrade
Fotos de Francisco Rodríguez-Andrade