Sierra de Líbar, espacio y frontera natural entre las provincias de Cádiz y Málaga.
MALAGADITANÍA: Espacio geográfico nuevo, entre lo real y lo soñado, creado por F. Ruiz y F.J. Rodríguez, que engloba la esencia paisajística, histórica y etnológica común de la tierra malagueña y gaditana, unidas en una sola geografía compartida.

CAMINERIA:

Suma de los elementos que componen el camino, el caminante y su entorno.

Estudio de las vías de comunicación, de su relación con el entorno geográfico y social y con los itinerarios físicos, históricos, económicos, culturales y literarios.
Definición del II Congreso Internacional de Caminería Hispánica (Año de 1994).

Si a estas ideas les añadimos las de patrimonio público y entorno medioambiental a defender y difundir podíamos tener un concepto aglutinador de enorme atractivo general y portador de grandes posibilidades en la defensa y puesta en valor de nuestra herencia ancestral...

LA RUTA DE LOS 7 TEMPLOS

Próximamente os invitamos a descubrir una ruta mágica llena de encantos naturales, de fuerzas telúricas y restos del pasado sorprendentes llenos de misterio y leyenda...La Ruta de los 7 templos, un antiguo periplo costero de más de 2.500 años de antiguedad.
http://ruta7templos.blogspot.com















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miércoles, 17 de diciembre de 2008

Al encuentro con Bobastro y Omar ben Hafsun



Iglesia Mozárabe de Bobastro

En uno de mis asiduos desplazamientos a mi ciudad natal, Málaga, mi sobrino Daniel incansable explorador y gran conocedor de la serranía malagueña, sabiendo de mis gustos y afición por la arqueología y los castillos medievales de nuestra Andalucía, se ofreció a guiarme en pos del impresionante nido de águilas conocido por Bobastro. Celebre enclave para los entendidos en dichas materias por su significación histórica y tristemente olvidado, sino ignorado, para elmún de mis paisanos.

La perspectiva de poder visitar el emblemático e irreductible asentamiento fortificado que puso en jaque a los emires cordobeses de entre los siglos IX y X, la acogí con verdadera alegría, pues a pesar de que soy malagueño como he pregonado en entradas anteriores, circunstancias de la vida me impidieron conocer a fondo mi tierra.

El camino desde Málaga a Las Mesas de Villaverde donde está enclavado Bobastro, término de Ardales, lo hicimos rodando sobre la serpenteante calzada que cruza la rica vega del Guadalhorce, inundada ésta hasta cotas insospechadas, de frondosos naranjales, mandarinos y limoneros. El paisaje no podía ser más bello, aromático y provechoso.

En una de sus típicas ventas a pié de carretera decidimos hacer un alto para saborear un café, y mi sobrino un sumo de fruta acompañados de monumentales rebanadas de pan “cateto” rebosantes de manteca “colorá” veteada de requemado asiento. Todo un reto para mi arcaico estómago y para el maldito índice de colesterol, como en otras ocasiones he señalado. Pero quién se sustrae al colorido aroma de aquellas rusticas tostadas. ¡Total, un día es un día! Me dije.

Continuando la marcha hacia nuestro principal objetivo, tras superar una cerradísima curva, nos vimos en la perentoria obligación de olvidarnos momentáneamente de nuestro empeño y hacer un pequeño alto. Nos encontrábamos justo delante del Desfiladero de los Gaitanes o garganta del Chorro (de 3 Km. de longitud y hasta 400 metros de altura) por donde discurren hermanados los ríos Turón, Guadalteba y Guadalhorce. Avanzamos a pié hasta un recodo de la carretera y nos abandonamos a su sobrecogedora belleza.

Pero teníamos que continuar y retomamos de nuevo la ruta preestablecida adentrándonos en unos parajes de ensueño, capricho de la naturaleza. Pero describirlos aquí queda fuera de nuestro objetivo.

Al fin, después de una impresionante subida, mi sobrino reclamó mi atención sobre un cartel que anunciaba lo que veníamos buscando, las ruinas arqueológicas de la iglesia mozárabe de Bobastro.

Un poco más adelante, en un minúsculo ensanche de la calzada de montaña carente de arcén, pudimos aparcar nuestro vehículo. Cruzamos al otro lado e iniciamos la ascensión de la ladera por una rustica escalera labrada en la roca, después de ésta continuamos, subiendo unas veces y bajando otras, según nos obligaba una angosta vereda en las que abundaban traicioneros cantos sueltos. Al fin un inesperado ensanche y a continuación los primeros indicios de la actividad humana del siglo décimo. Restos de muros de sillarejos bien conformados aparecían a un lado y otro del camino; más adelante un rótulo indicativo del lugar, “Iglesia mozárabe Bobastro” y un cartel informativo con retazos de historia del lugar y de los hombres que desde allí, guiados por Omar Ben Hafsum, se hicieron grandes, y ofrecieron en sucesivas oleadas férrea resistencia a las huestes de los emires de Córdoba.

La visión de aquellos vestigios arqueológicos cargados de incidentes históricos nos llenó de gozo y nos motivó a lanzarnos con sana avaricia a recorrerlos y tocarlos para sentirlos nuestro a la vez que intentábamos impregnarnos del invisible halo de gloria de aquellos guerreros que los hicieron posible y que con su arrojo y ansias de libertad escribieron una de las páginas más interesantes de nuestro legado andalusí.

Emocionado, cámara digital en mano me dediqué a fotografiar el reportaje que se acompaña.

Texto y fotos: Francisco Ruiz Serrano.

GALERÍA FOTOGRÁFICA: