viernes, 16 de mayo de 2008
El Castillo del Lugar de la Puente
Castillo de San Romualdo.
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(Pinchar enlace para galería fotográfica)
El castillo de San Romualdo, conocido en la Edad Media y siglos posteriores por “Castillo del Lugar de la Puente”, se haya emplazado cercano a la defensa natural que supone el Caño de Sancti Petri, frente al puente Suazo, antiguo paso obligado entre Chiclana y las islas gaditanas que actualmente conforman las ciudades de San Fernando y Cádiz.
Es un tipo de fortificación medieval del tipo llamado “ribat”, al igual que otros de este mismo litoral gaditano y del que su ejemplo más característico es el ribat de la ciudad tunecina de Susa.
Su origen no esta totalmente establecido, pues hay indicios de una posible construcción en ese mismo lugar en época del emir Abderraman II. De todas formas, se le adjudica una fecha ubicada en el siglo XIV para la actual construcción existente. En concreto, el profesor Torres Balbas, considera su construcción en el año 1328, donde se constata una donación hecha por Alfonso XI a Gonzalo Díaz de Sevilla.
En 1377, en el reinado de Enrique II, pasa a manos de Alonso García de Vera y por fin, en 1408 reinando Juan II a Juan Sánchez de Suazo, de donde tomara nombre el puente.
Este señorío se mantendrá durante tres generaciones, hasta que en 1498, junto con todo su termino pase a posesión a D. Rodrigo Ponce de León, a la sazón, Marques de Cádiz. Por ultimo y ya en el siglo XVIII, definitivamente pasara a manos de la corona.
Durante toda su azarosa vida ha servido para diversos fines, unos acordes con su prestigio y otros de dudosa significación, entre ellos, cuartel, cárcel, iglesia, lugar de peleas de gallos y por ultimo, lugar para algunas actividades industriales de pequeña escala.
Su planta es cuadrangular con un patio central. Cada una de sus crujías se divide en habitaciones comunicadas por arcos, que se abren al exterior del patio, tan solo por sus puertas de entrada.
Sus bóvedas son muy variadas. En un ángulo del patio, podemos ver la escalera de acceso a la terraza que recorre todo el edificio. Los torreones salientes se sitúan a los extremos, de los que actualmente solo podemos apreciar uno intacto y en buen estado. Los muros alcanzan los dos metros de espesor en algunos tramos. En unos de sus flancos albergo la capilla de Santa Maria, del siglo XVII y que presenta planta de cajón.
Indudablemente estamos ante un monumento señero e importante dentro de la historia de Cádiz, como baluarte para su protección ante los avatares de la historia y del enemigo, y de la que pudo dar buena prueba durante los aciagos días del asalto anglo-holandés, ocurrido en 1596 al mando del Duque de Essex que conllevó el saqueo de la ciudad por parte de sus tropas, resistiendo únicamente la guarnición asentada en esta fortaleza, que además sirvió de acogida a algunos huidos de la población.
Por todos estos motivos mereció ser declarado monumento histórico en fecha tan temprana como 1931, cosa que no le privo de caer en el abandono, el deterioro y el olvido hasta prácticamente nuestros días en que por fin parece que las autoridades han decidido darle un destino más acorde a su historia y su valor monumental.
Texto y fotos: Francisco J. Rodríguez
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